Parece que a (in)
governança pública imposta pela ‘hegemonia’ socialista nos últimos tempos,
sem compromisso com o bem comum, preocupada somente com a distribuição
(da riqueza dos outros), sem correlação com a produção, está chegando
aos seus estertores, sem deixar de atribuir a culpa ‘naturalmente’ ao capitalismo.
Lembrando o Evangelho
que manda dar de comer a quem não tem comida. Porém, alertando também que a
caridade, não deve ser entendida como fomento à preguiça, pois já São Paulo
percebeu que alguns acharam muito confortável viver às custas da comunidade,
quando diz: "Quem não trabalha que também não coma".
Confira o artigo “Tecnócratas
o polícratas”, de Orlando J. Ferreres,
publicada no “La Nacion”, Argentina.
Rivadávia Rosa
Tecnócratas o polícratas
Orlando J. Ferreres

Cuando el mundo admiraba en
los 70' el milagro brasileño de aquellos tiempos, fue una época en que
tenían mucha influencia tres dirigentes de muy alto nivel: Mario Enrique
Simonsen, Delfín Netto y Roberto de Oliveira Campos. Los llamaban "los
tecnócratas", o sea técnicos que gobernaban. Interrogado por un
periodista opositor que despreciativamente lo llamo "tecnócrata",
uno de ellos respondió: "Antes era tecnócrata, ahora soy polícrata",
diciendo que como técnico y al mismo tiempo político, podía hacer mejor el
trabajo que los políticos populistas de aquel entonces.
Los políticos tradicionales
que - en la mayoría de los casos - deben consumir gran parte de su vida "tejiendo"
acuerdos entre personas que piensan de muy diferente manera, no tienen tiempo
suficiente o interés para estudiar las novedades estratégicas ni los nuevos
problemas que van surgiendo. Están más preparados para ganar las
elecciones que para gobernar. Por lo tanto, como regla general, van
gastando todo lo que ingresa a las arcas del Estado e incluso se endeudan
para gastar por encima de los recursos corrientes. Pero cuando hay una crisis
insoluble, que requiere decisión firme y pasos seguros para salir del
pantano en que se metieron, llaman a los técnicos. Ellos los denominan "tecnócratas"
y les encargan que piensen alguna solución a los problemas.
Roberto O. Campos se
enojó en una oportunidad al ver sufrir en su país una vez más este tipo de
decisiones y dijo: " El gobierno no pasa de ser un aglomerado de
burócratas y políticos, que almuerzan poder, promoción y privilegios. Solamente
en el postre piensan en el bien común".
Cuando esta gente preparada
del país hermano pudo tomar decisiones, a pesar de ser pocos, Brasil dio un
gran salto hacia adelante.
Por errores de los
políticos y burócratas de los gobiernos de Grecia e Italia, a esos países
se les volvió inmanejable el poder, han caído y han dejado paso a los "tecnócratas"
y los gobiernos que estos últimos han formado casi no incluyen a los
políticos típicos. Se ha incorporado a otra clase de políticos, los "polícratas",
gente preparada para gobernar, aún en épocas difíciles.
Una vez que esta nueva
conducción haya superado los problemas que generaron los políticos típicos,
seguramente, éstos últimos van a querer volver, como han hecho en todos lados,
para seguir gastando.
¡Pero no, señor, no! No hay
que dejar volver al político típico que -salvo honrosas excepciones-solo en
última instancia piensa en el bien común, gasta sin límites y deja al país
endeudado o exhausto hasta la locura.
En el mundo y en nuestro país
necesitamos un cambio de enfoque. Un enfoque mucho más ético en política
y que gobierne el mejor pero también el más honesto, el responsable por el
largo plazo, que piense que el país no termina con él sino que sigue en los
hijos y nietos.
No es muy difícil gobernar un
país con estos principios que son una buena guía, siempre que uno sepa a
dónde ir y cómo llegar. De frases rimbombantes de políticos que cada día
inauguran algo, que ya inauguraron varias veces, la gente está cansada. Por ese
camino, en el que llevamos décadas, vamos mal, vamos a la decadencia ya
evidente.
Cuando Arturo Frondizi
dio su discurso al inaugurar su mandato en 1958, habló mucho tiempo
pero, con informes en la mano, incluyó datos precisos y ese discurso fue un verdadero
programa de gobierno, que aún hoy se añora. Necesitamos volver a líderes
que sepan adónde vamos, a dónde nos llevan.
Monti en Italia formó
gobierno con el objetivo de sacar al país de una crisis de deuda de 120% del
PIB. La situación es muy grave. No hay espacio para nombrar gente por
compromisos pero con poca formación. Lo mismo hizo Papademos en Grecia.
Ahora se trata de salvar el futuro, pues los que estaban no han sabido qué
hacer y debieron renunciar. Como dijimos, también a Monti y Papademos
los llaman " los tecnócratas" con una connotación algo negativa.
Esperemos que tengan mejores resultados que los políticos típicos, que han
llevado a esos países a alternativas extremas, a sofocones inmanejables.
Nosotros podemos mirar y
aprender en salud de la experiencia europea, para no llegar al mismo exceso de
gasto que en algún punto se torna inmanejable.
Orlando J. Ferreres, La Nacion, Lunes 21 de noviembre de 2011
Grifos de Rivadávia Rosa
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