Hay gente que nació para ser esclava y gente que
nació para ser libre. El títere cubano, Nicolás Maduro acaba de anunciar la
Tarjeta de Racionamiento a la cubana, la cual convirtió a los cubanos en
esclavos desde 1963. Solo quienes la acepten tendrán derecho a “ofertas y
premios” dados por el chofer. Eso sí, tienen que registrarse, lo que el títere llama
“un censo de usuarios”, a fin de que el régimen sepa hasta el color de nuestros
calzoncillos, lo mismo que el carnicero Fidel hizo en Cuba en 1963.
“Una vez arranquemos” dice el chofer, ya no habrá
más contrabando hacia Colombia. Curiosamente, Colombia envía alimentos a
Venezuela, no es al revés. La implementación de la tarjeta comenzará, dice el
sátrapa analfabeta, con “un gran censo y un registro biométrico, incluyendo
huella dactilar, a fin de que los esclavos se identifiquen”. Se trata de la
versión moderna del hierro candente en el pellejo.
Para que los esclavos se entusiasmen, dijo el
payaso Maduro, vamos a rifar 500 apartamentos de la “Gran” Misión Vivienda, 500
vehículos ( Iraníes?) y planes turísticos (en Corea del Norte?) entre quienes
den el primer paso.
El coprolito Maduro anunció que había autorizado
una importación de emergencia de medicinas y comida por $3400 millones, para
evitar “que nuestra patria sea doblegada por el hambre”. Se imaginan ustedes
cuanto tiempo duraría un presidente que dijera tal burrada en un país
medianamente organizado? Solo en Venezuela la actitud pasiva de la gente
hambrienta y resignada permite a un payaso como este mantenerse en el poder.
Por eso es que los venezolanos están luchando para sacarlo.
De igual manera, este sinvergüenza anunció
“el fortalecimiento de los convenios con Cuba y el fortalecimiento las misiones
sociales de salud, educación y alimentación”, sosteniendo una reunión con
el embajador de Cuba, el país que manda en Venezuela, Rogelio
Polando.
Ahora bien. Saben los millones de candidatos
a esclavos venezolanos que significa esta tarjeta? Lo dudo. Déjenme
informarles: ver el blog
de Yusnabi Pérez.
La tarjeta de racionamiento fue creada por Fidel
Castro el 12 de julio de 1963. Desde entonces regula la venta de
alimentos a precios subsidiados en las llamadas “bodegas” (almacenes destinados
únicamente a la comercialización de productos racionados). Al principio era
atractiva: que si leche fresca, embutidos, turrones de Navidad, “carne de res”,
refrescos, cerveza para bodas y cumpleaños, pescado, café. Duró
mientras la Unión Soviética existió. La economía cubana
dependía de las “generosidades” del bloque socialista, y no había incentivos
para el desarrollo de la industria nacional, así como hoy depende de la
generosidad de los traidores del régimen venezolano.
En la década del 90, con la caída del muro de
Berlín, Cuba vivió lo que se conoce como “opción cero”. No había comida,
combustible, la generación de electricidad era extremadamente irregular, las
fábricas paralizadas, la producción nacional insuficiente…; y como consecuencia,
el racionamiento fue más severo.
Hoy, a un precio acorde al salario medio (20
dólares al mes), la libreta de racionamiento le permite comprar una vez al mes
a cada persona:
- 5 huevos
- 5 libras de arroz
- ½ libra de aceite
- 1 paquete de café mezclado con chícharo
tostado (1/4 de libra)
- 3 libras de azúcar blanca
- 1 libra de azúcar morena
- ½ libra de frijoles
- 1 Kg de sal cada 6 meses
- 1 caja de fósforos (cerillos)
- 1 libra de pollo al mes
- ¾ de libra de “pollo por pescado” (se
eliminó el pescado y lo sustituyen con pollo)
“Ahorrando bastante comida, lo que compro con la
libreta me dura como máximo 10 días”- Comentaba Jesús García, pensionado de 75
años sin otro ingreso económico.
El pan también es racionado y a cada persona le
corresponde un pan diario de 80 gramos. Las mujeres de 10 a 55 años deben cada
año inscribirse en el “censo de íntimas” para poder comprar 10 toallas
sanitarias al mes. Los padres con niños sólo pueden comprar leche mientras los
pequeños sean menores de 7 años.
La libreta se regula por zona. A cada cubano, en
dependencia de su localidad, le corresponde una bodega única donde comprar. Si
lleva la libreta a otra bodega simplemente no le despachan ninguna mercancía.
En ella se anota con tinta cuando se recibe un determinado producto y se deberá
esperar al mes siguiente para volverlo a recibir.
Paralelamente, el Estado cuenta con supermercados
TRD (Tiendas de Recaudación de Divisas). Aquí se pueden encontrar generalmente
casi todos los productos mencionados y muchos más, pero su venta es en pesos
convertibles (moneda que se obtiene al cambiar dólares, euros, libras
esterlinas, etc; equivalente aproximadamente a 1 USD). El precio de venta al
público de cada producto tiene adicionado un 240% de impuesto sobre el valor de
importación. La realidad es que en estas tiendas “no racionadas” solamente
pueden comprar los extranjeros o los cubanos que reciben dinero desde el
exterior. El cubano asalariado tendría que reunir 2 salarios íntegros mensuales
para comprarse 800 gramos de queso o casi 3 salarios para comprar 1Kg de carne
de res.
El Estado cubano es un monopolio de importaciones.
Todas las bodegas, supermercados y almacenes de productos alimenticios son 100%
estatales. En 1968 expropiaron absolutamente todos los negocios de este
contexto. Ellos regulan el precio, la distribución y la cantidad.
Productos básicos como el agua, la leche, la
carne, el papel higiénico, el cepillo dental… son de venta exclusiva en TRD,
por lo que el acceso a ellos es bastante limitado debido a los precios
elevados, los bajos salarios y la devaluación del peso cubano al cambiarlo en
divisa para poder comprar.
Como alternativa, existe el gran mercado negro: es
un mercado que se abastece del “robo al Estado” y de importaciones ilegales y
que se extiende de casa en casa, de bolsa en bolsa…
“Mi esposo trabaja en un hotel. Todos los días él
trae filetes de carne y al día siguiente los vendo en la calle a 2 dólares cada
uno”- Me explicaba Teresa.
Sin embargo, el mercado negro, de manera similar a
las tiendas en divisa, sólo está a la mano de cubanos que tengan una entrada de
dinero no oficial.
Hoy, muchos cubanos recuerdan el dilema que tenían
hace 50 años, debían decidir si comprar un calzoncillo, un grifo de agua o una
batería para linterna; de elegir uno no podían comprarse el otro. Hoy el dilema
consiste en cómo conseguir que 5 huevos alcancen para todo un mes”.
La ignorancia de millones de venezolanos presenta
el gran riesgo de llevarlos a aceptar esta humillante situación. La
tragedia venezolana es la de millones de compatriotas ignorantes y dependientes
de las limosnas del régimen paternalista. Es contra este sistema de
esclavitud basado en la ignorancia que tenemos que luchar.
Funcionarios podridos del régimen hablan de mantener a los pobres en la
pobreza, a fin de que ellos puedan mantenerse en el poder (Giordani y el
Ministro de Educación, Héctor Rodríguez). Otros, como Cabello o Varela, dejan
que el odio hable por ellos.
Amigos venezolanos: con esta gentuza que está en
el poder no hay diálogo posible. Quien aun piense en eso está de espaldas a la
historia. En nuestra Venezuela no hay sino dos caminos: el de la eclavitud o el
de la libertad.
La decisión la tenemos nosotros.
Título y Texto: Gustavo Coronel, Las armas de Coronel, 20-03-2014
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