Andreu Missé/Claudi Pérez
El clima político en Europa
registró un giro radical en las últimas 24 horas. Contra todo pronóstico, todos
los países de la UE, excepto Reino Unido, respaldaron la propuesta de sellar un pacto fiscal que implica fortalecer la disciplina y la
coordinación económica de los 17 países del euro. El acuerdo se gestó
tras una larga noche de negociaciones en la que la canciller alemana, Angela
Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, intentaron convencer
vanamente al primer ministro británico, David Cameron, de que apoyara las
reformas propuestas. Ante la negativa británica, los líderes europeos se vieron
forzados a abrir otra vía y alcanzar sus objetivos a través de un nuevo
tratado.
Los jefes de Estado y Gobierno
de la Unión Europea posan para una fotografía de familia al final del primer
día de la cumbre en Bruselas. Foto: Dirk Waem/EFE
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Los líderes firmaron también
el Tratado de Adhesión de Croacia, que se incorporará como nuevo miembro de la
Unión el 1 de julio de 2013. También evaluaron positivamente la evolución de
Montenegro con vistas a la apertura de negociaciones de adhesión en junio de
2012 y celebraron los progresos de Serbia que en febrero próximo podría recibir
el estatuto de país candidato. A pesar de la crisis, la UE sigue siendo el
referente para muchos países.
La cumbre concentró sus
esfuerzos en los asuntos económicos especialmente dirigidos a imponer un mayor rigor presupuestario, que implica más austeridad, y
una más fuerte coordinación económica, según la batuta de Berlín. Se olvidaron
de nuevo las medidas concretas para estimular el crecimiento y el empleo que
pudiera aliviar la situación de los 23 millones de desempleados de la Unión.
“Habríamos preferido un cambio
completo del tratado a veintisiete, pero al no lograr una decisión unánime
tuvimos que adoptar otra decisión”, señaló el presidente del Consejo Europeo,
Herman Van Rompuy, al finalizar la cumbre. El marco legal de la UE plantea
serios problemas de funcionamiento. Resulta que el reforzamiento de las normas
de los 17 del euro debe ser aprobado unánimemente por los 27 Estados de la UE.
Es decir los 17 del euro y los otros 10, aunque no les afecten.
Es significativo que Dinamarca, que está
excluida del euro como el Reino Unido, haya apoyado el acuerdo
Cameron hizo una mala lectura
de este fallo de la construcción europea y pensó que con la exigencia de la
unanimidad para cualquier cambio del Tratado tenía un as en la manga y podía
detener el avance del euro. Pidió a cambio de no vetar las propuestas una
protección para no someterse a las reformas de los mercados financieros
aprobadas y en curso de la UE. La Unión se vio así forzada a abrir la vía de un
nuevo tratado internacional para los países del euro. Lo que ha descolocado a Reino Unido es que la
propuesta de reforzar las obligaciones de los 17 del euro ha sido respaldada
por otros nueve Estados que no tienen la moneda única, (Bulgaria, Dinamarca,
Polonia, Letonia, Lituania, Rumania, República Checa, Suecia y Hungría), aunque
los tres últimos han señalado que deben consultar a sus Parlamentos. Hay que
recordar que todos los miembros de la UE tienen la obligación de adoptar el
euro, excepto Reino Unido y Dinamarca, que tienen reconocida esta excepción. Es
significativo que Dinamarca haya apoyado el acuerdo.
El presidente del Euro grupo,
Jean-Claude Juncker, subrayó el error de Londres. “Si quieren jugar un papel
central en Europa tienen que formar parte de las políticas comunes que estamos
desarrollando”, señaló y añadió: “Un país que no es parte del proceso político
sale perdiendo”.
El camino del Tratado
internacional será más ágil para la toma de decisiones y está previsto que se
apruebe antes de marzo. Pero el nuevo marco no está exento de dificultades. El
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, advirtió el jueves
de que “la Comisión será activa para garantizar una rápida preparación del
nuevo Tratado para que sea plenamente compatible con la legislación comunitaria
y preserve el papel de las instituciones europeas”.
En este sentido, el líder de
los liberales en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, abogó por que se respete “el
método comunitario y el método democrático” en la elaboración del nuevo
Tratado, y para ello “lo mejor es incluir el Parlamento Europeo en el proceso”.
La Europa del euro y sus
aliados han dado en la madrugada del jueves al viernes un salto cualitativo
para asegurar la supervivencia del euro. La importancia del paso adelante dado
por los países del euro queda refrendada por el apoyo de las dos instituciones
fundamentales, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI).El presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró ayer que
el acuerdo “se acerca bastante a un buen pacto fiscal”. “Tiene que ser
desarrollado y después implementado, pero es un resultado muy bueno para la
zona euro, muy bueno”. Las palabras de Draghi allanan el camino a una mayor
implicación del BCE en la salvación del euro, a pesar de que ayer insistió en
que la solución de la crisis fiscal es responsabilidad de los Gobiernos. Unas
manifestaciones obligadas ante la cumbre, que también fueron realizadas por su
antecesor Jean-Claude Trichet justo antes de iniciar la compra de bonos de los
países con problemas.
El FMI se unió también a ese
apoyo del BCE. La directora gerente del FMI, la ex ministra francesa Christine
Lagarde, explicó que el acuerdo alcanzado “es un paquete que va realmente en la
buena dirección”.
El acuerdo contempla una
amplia revisión del fondo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de
Estabilidad, (MEDE) para que pueda entrar en vigor en julio de 2012, un año
antes de lo previsto y que sus decisiones puedan adoptarse por una mayoría
cualificada del 85%, en lugar de la paralizante exigencia de la unanimidad
actual. La potencia de fuego del MEDE, actualmente de 500.000 millones, podría
ser aumentada en marzo de 2012.
Andreu Missé/Claudi Pérez,
Bruselas, El País, 10-12-2011
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